Por seguir con el tema de mi última entrada acerca de la posible conveniencia o no del uso de los Filtros UV como sistema de protección para nuestras lentes y tener en parte cierta similitud en este sentido, vamos a dedicarle un pequeño espacio a otro item fotográfico que si bien todos conocemos, a veces no tenemos muy clara su utilidad y cuando tiene sentido darle uso.
Me estoy refiriendo al <<Parasol>>, esa pieza redonda normalmente de plástico que suele acompañar a la mayoría de los objetivos que adquirimos, sobre todo y curiosamente cuando estos son de buena calidad, y que muchas veces por desconocimiento se suele ver como un estorbo quedando relegado al olvido dentro de la caja del objetivo. Ahí, en su plastiquito y todo.
¿Para qué sirve el Parasol?
Bien, sin necesidad de ser un iluminado, simplificando y como su propio nombre indica un parasol sirve para evitar el sol, de lo que se deduce que su uso estaría indicado para días soleados o en horas donde este es especialmente intenso. Nada más alejado de la realidad.
El parasol tiene como función evitar en la lente reflejos indeseados, sean estos provenientes del sol o de cualquier otra fuente, que pueden causar flares, destellos, luces parásitas e incluso provocar alteraciones en la exposición o imágenes planas por falta de contraste entre otras. Dicho de otra forma, evitar la acción incontrolada de la luz en nuestras fotografías impidiendo que parte de esta incida en la superficie de la lente y penetre a través del objetivo.
Si bien creativamente hablando y de forma consciente, dichas alteraciones pueden suponer un recurso más tan válido como otro cualquiera a la hora de incluirlos en una fotografía, cuando esto se produce de manera fortuita el resultado tiende a ser más contraproducente que otra cosa en la mayoría de las capturas.
Por lo tanto el uso del parasol es aconsejable prácticamente en cualquier momento y circunstancia sin importar si es de día o de noche y en interiores o exteriores, sobre todo en aquellos ambientes donde por causa del sol, fuentes de luz o superficies reflectantes nos encontremos a merced de este tipo de reflejos, pudiendo servir como ejemplos causas tan simples como la luz de una farola o foco en fotografías nocturnas, un sol frontal, hasta situaciones más complejas como un concierto donde la luminotecnia se mueve aleatoriamente en todas direcciones, rebotes de flashes, etc.
Y además, protege.
Como decía al principio en relación con mi anterior entrada, a efectos de protección de forma simultanea o independiente del uso de filtros como corroborarán sus detractores, la colocación habitual del parasol nos brinda un método muy eficaz para proteger nuestro objetivo de ciertas inclemencias climáticas y especialmente frente a posibles rozaduras y golpes en su parte más externa, normalmente la que por su disposición al movernos, llevar colgada nuestra cámara o incluso transportarla se encuentra más expuesta a este tipo de accidentes. Y como no, por posibles caídas del equipo.
Su material plástico (o metálico) y su espacio interior hueco los hacen muy absorbentes respecto a golpes e impactos, alejan la lente frontal de estos y también ofrece protección a los anillos roscados de los objetivos que, al doblarse por estas causas, a menudo se pueden ver seriamente dañados e inservibles a la hora de poner o quitar filtros e incluso usar la tapa.
Es por estas razones que a diferencia de los filtros donde las opiniones son encontradas, cualquier persona con algo de bagaje en esto de la fotografía os aconsejará sin duda que saquéis vuestro parasol de la cajita en la que estaba olvidado y comencéis a darle uso de forma inmediata y continuada, transportándolo al revés sobre nuestro objetivo y dandole la vuelta siempre que nos dispongamos a tirar fotografías o movernos con la cámara fuera de su funda. Si en algún momento nos estorbara o no vemos necesaria su utilización, lo dejamos dentro de la bolsa y listo.
Por último comentar que si por alguna razón no lo incluyera y necesitamos adquirir un parasol para nuestro objetivo, independientemente de que sea original o clónico deberemos preocuparnos por encontrar un parasol compatible y adecuado para el mismo, no solo para asegurar su correcto encaje y fijación, sino atendiendo su forma lisa o con los denominados «Pétalos» por tener estos una función especifica.
Los parasoles lisos de Tubo suelen ser los indicados para los grandes teleobjetivos, mientras los de Pétalos, siendo estos más o menos largos, están pensados para objetivos de tipo zoom y grandes angulares con la función de prevenir el <<Viñeteo>> (esquinas oscuras) al quedar los pétalos situados sobre las partes superior e inferior del objetivo, y sus partes de menor tamaño en los laterales y las esquinas.
Espero que os haya sido útil esta información y en el caso de ser de l@s que tenéis el parasol guardado, animaros a quitarle el polvo y darle a vuestro objetivo un maravilloso y útil compañero de viaje.
Fotografía principal de AiramDato-on