¿Cómo mejoro mis fotografías?

A menudo como fotógrafo conocidos y extraños, al tener constancia de mi profesión o ver mis fotografías, suelen abordarme en las más diversas situaciones con la pregunta que da titulo a este artículo. Siempre me asoma a la boca una sonrisa y a la mente la frase de un viejo profesor; «Son tantas cosas… y tan poco tiempo». A diferencia de un curso o clase particular, donde se estructura el contenido, normalmente les cuestiono sobre el problema concreto, y trato de dar consejos simples y generales a fin de orientar a la persona en el proceso.

Aunque en el futuro trataré cada tema con detalle , este post es una selección de pautas básicas en ese sentido para situaros en el camino a seguir e ir mejorando vuestras fotografías.

1. Conoce tu equipo

El manual de tu cámara es tu biblia. Seas amateur o profesional, sepas o no de fotografía, dispares en manual o con modos (retrato, paisaje, deportes…), y uses o no todas las funcionalidades, debes conocer y poder acceder con rapidez a los controles, menús y ajustes que normalmente utilices. La diferencia entre captar un momento único o que se escape radica en gran medida en esta cuestión.

Elige el equipo que mejor se adapte a tus necesidades. Desde la cámara al material de iluminación, pasando por los objetivos, indaga y utiliza aquellos que se adapten mejor a tu propósito y el tipo de fotografía que pretendes hacer. No es lo mismo hacer fotos de paisaje, que de conciertos o retratos, y si pretendes viajar, una buena compacta, sin espejo o móvil, normalmente serán más cómodos que cargar con una réflex y varios objetivos si tus pretensiones no lo requieren.

El material fotográfico es caro. Siguiendo con el párrafo anterior, si tu economía es limitada decide en que es mejor invertir tu dinero. Sobre todo al principio y según tus inquietudes, a veces es mejor un cuerpo de cámara más ajustado, e invertir algo más en uno o dos buenos objetivos a los que le vayas a dar mucho uso.

Recuerda que «la cámara no hace al fotógrafo». He visto en demasiadas ocasiones a personas con cámaras de 3000€ que disparan en automático, frustrarse y abandonar porque no logran buenas fotos. Intenta no acabar en ese club.

2. Composición y fondos

Dedica tiempo a interesarte y estudiar las reglas de composición clásicas que hoy siguen vigentes en el arte, cine y fotografía, y aplícalas a la hora de tomar tus fotos. La perspectiva, la regla de los tercios, simetrías, etc. aportan aspectos que ayudan a crear imágenes cautivadoras.

Decide qué vas a fotografiar. Normalmente tendemos a querer meter muchas cosas en nuestras fotos, y aunque si se hace bien el resultado puede ser espectacular, sobre todo al principio suele dar mejores resultado buscar la simplicidad y centrar la atención en nuestro sujeto.

Vigila los fondos. A veces estamos tan centrados en nuestro sujeto en cuestión, que no prestamos atención al fondo y el entorno. Una papelera que se cuela o una rama que asoma por encima de la cabeza, pueden arruinar nuestra fotografía. En los retratos por ejemplo un fondo limpio sin mucho ruido de elementos suelen ayudar a centrar la atención en nuestro protagonista.

Por último, los horizontes rectos dan como resultados buenas fotografías, sobre todo, si hay agua de por medio.

3. Cultiva la paciencia

Siempre que la ocasión lo permita, no corras. Tómate tu tiempo para observar y tomar decisiones. En unos tiempos donde podemos tirar cientos de fotos con una sola tarjeta, muchas veces tendemos disparar de forma compulsiva a cualquier cosa y de cualquier forma, el resultado normalmente son un sinfín de fotografías que no nos dicen nada.

Práctica de vez en cuando pensando que tienes un carrete de 36 fotos, y son las que te vas a llevar a casa, eso te hará tomar las decisiones con mas calma, preocuparte en elegir a los sujetos, las composiciones, hacer mediciones, y elegir parámetros. Con el tiempo irás interiorizando estos conceptos y conseguirás realizarlos con mayor rapidez ante situaciones que así lo requieran.

Por último recuerda que ciertas fotos precisan su tiempo para captar el momento oportuno, una acción, un gesto, el pajarillo que nos mira o tu hijo que no para quieto comiendo espaguetis. Observa, espera, anticípate a la acción y dispara en el momento preciso, algunas se escapan y no vuelven, pero cuando cazamos una de esas… cuentan historías.

4. Muévete

La mayoría de las veces tendemos a tirar fotografías tal y como observamos el mundo, es decir, desde nuestra posición normalmente de pie, otras sentados y como mucho haciendo zoom hasta donde nos dé. Prueba a explorar otros ángulos y posiciones respecto al horizonte. Inclina tu cámara, prueba con picados y contrapicados, agáchate, súbete a algo, tírate al suelo o coloca tu cámara ras de este.

Cuando vayas a fotografiar cualquier cosa acércate a ella, muévete alrededor y busca la mejor opción. En caso de que se pueda mírala desde arriba o desde abajo, a través… Te darás cuenta que de pronto se abren ante tus ojos opciones muy interesantes que captar con tu cámara.

Pierde la vergüenza. Que no te inquiete lo que pueda pensar la gente si te tumbas en el suelo apuntado al cielo bajo una palmera, o pasas media hora en la playa detrás de una gaviota. El que sale a patinar, mejor o peor, está haciendo algo que le hace feliz y tú también.

No tengas reparo en hablar con las personas, sonríe y sé amable. Si por ejemplo te gusta la fotografía callejera, de retratos, etc. y practicas estos hábitos, descubrirás que hay gente agradable que te abrirá sus puertas y te prestarán su colaboración. Igualmente se respetuoso con la intimidad de la gente si ves que incomodas a alguien, evitarás problemas.

Cambia parámetros y dispara varias fotografía, al contrario del ejercicio anterior que trata de educar otras cuestiones, siempre es mejor tener varias opciones donde elegir.

5. Copia, trastea y cacharrea

Todos aprendemos copiando, desde el cuadernillo para escribir, hasta el pintor que ha copiado muchos árboles antes de pintar uno inventado. Busca fotografías que te gusten, estúdialas e intenta reproducirlas, copia técnicas, trucos, etc. Aprenderás nociones que te inspiraran para encontrar tu propio estilo.

Aunque tengas poca o nula idea de fotografía, apóyate en tu manual y prueba a salir del automático con otros modos de disparo, es más, infórmate sobre el «Triangulo de la Exposición» y atrévete a trastear con el modo manual, toquetea parámetros y observa que ocurre, aunque los resultados no sean buenos no te preocupes, tómatelo como un juego, estás aprendiendo.

Haz fotos en distintas situaciones a tu perro, tu cuñado y tu hermana saltando a la comba, inventa fondos, pon lamparas por aquí y por allí , móntate un bodegón y mueve un flexo alrededor de él, tira fotos a través de objetos, cristales de colores… en definitiva, cacharrea, descubrirás cosas.

A hacer se aprende haciendo, la fotografía no es una excepción.

6. La edición fotográfica

Cuando vemos esas fotos magnificas que no conseguimos que salgan nunca de nuestra cámara, tenemos que tener en cuenta, que normalmente cualquier fotógrafo que se precie, en mayor o menor medida edita sus fotografías con algún software, es lo que antiguamente conocíamos como «revelar». Parte de esa magnificencia proviene en ocasiones de este proceso.

Nuestra preocupación primera debe centrarse en obtener el mejor resultado desde la cámara (no hay nada mejor que una foto a la que no hay que «tocar» nada), y una persona principiante debería de preocuparse en mayor medida de esta cuestión. Sin entrar en programas muy avanzados, sí puede resultar interesante algún tipo de aplicación sencilla que nos permita realizar algunos ajustes sobre el contraste, la saturación, etc. para mejorar nuestras imágenes.

En mi opinión, el ajuste más básico e interesante que un programa puede aportar a una persona que comienza es la de «Reencuadrar» sus fotografías. Es decir proporcionarle un método sencillo para recortar sus fotografías en diferentes formatos, ajustar la composición, o eliminar alguna zona indeseada en los bordes de la imagen. Esto nos permitirá mas flexibilidad abriendo más el plano cuando tomemos nuestra foto, para posteriormente reencuadrar la imagen como mejor convenga, variar la composición y obtener diferentes formatos de la misma.

Investigando un poco podréis encontrar algún programa gratuito con el que realizar este ajuste.

7. Cuida la Exposición

Este punto y el siguiente deberían ser los primeros, los dejo para el final para hacer énfasis sobre su importancia una vez explicado todo lo demás.

Aunque apliquemos correctamente todo lo anteriormente descrito, de nada nos valdrá si nuestra fotografía no está correctamente expuesta. Una mala exposición es un fallo catastrófico que puede arruinar la mejor de nuestras fotografías.

Llamamos exposición a la cantidad de luz que entra en nuestra cámara e incide sobre el sensor, obteniéndose como resultado una fotografía. Una fotografía correctamente expuesta mostrará una iluminación correcta en todas las zonas de la imagen, luces, sombras y medios tonos, mostrándonos una iluminación similar a cómo la veríamos en la escena con nuestros propios ojos.

Cuando comúnmente decimos que una fotografía esta «oscura», está subexpuesta, y cuando decimos que está «muy clara» o «quemada» está sobreexpuesta. En ambos casos se produce una perdida de información que no debería darse si no es de forma intencionada. Por ejemplo una persona de la que no apreciamos sus rasgos por estar en contraluz, o en el caso contrario por recibir una luz muy fuerte de un flash.

Es importante aprender a entender y usar correctamente el «Exposímetro» y los «Modos de Medición» de nuestra cámara, y establecer correctamente los «Modos Semiautomáticos» o «Parámetros Manuales» adecuados, para conseguir que la imagen obtenida refleje, dentro de lo posible, el parecido mas fiel a la realidad que estamos fotografiando.

Hay que tener en cuanta que, en ocasiones, una foto oscura no necesariamente está subexpuesta ni una foto clara sobreexpuesta, como es el caso, entre otras, de las fotografías en clave baja o alta respectivamente. A veces es el fotógrafo quién decide subexponer o sobreexponer intencionadamente una escena, con fines dramáticos, creativos o de cualquier índole.

Normalmente este tema es el que suele traer de cabeza a las personas que se inician en fotografía, pues incluso disparando en modo automático (las cámaras, aunque cada vez son más listas, no saben lo que tienen delante), o de forma manual, por cuestiones varias como no estar haciendo una medición correcta de la escena, suelen obtener fotografías incorrectamente expuestas sin conseguir entender por qué.

La Exposición da para mucho, iré ahondando en el tema pero de momento os remito de nuevo a vuestro manual (aunque os suene a chino), el triangulo de la exposición, probar y practicar.

8. La Luz

Y para finalizar la reina y elemento más importante en todo este asunto, para haceros una idea solo tenéis que buscar la etimología de la palabra Fotografía. Tan importante es, que sin Luz no hay fotografía. Así de simple.

En muchas ocasiones estamos tan absortos contemplando a nuestro sujeto; esos árboles con esas formas, una persona guapa o lo simpático que está nuestro niño con ese disfraz, que obviamos la luz que les rodea. Disparamos y sí, todo eso sale pero la foto es sosa, plana, tiene sombras que la estropean… Quizás la luz en ese lugar, desde ese ángulo o en ese momento, no era la mejor.

Tenemos que intentar empezar a observar la luz que hay a nuestro alrededor, su intensidad, color, en qué momento del día es mejor, que dirección tiene, si es dura o difusa, etc. y que efecto provoca sobre las personas y las cosas para, dentro de lo posible, aprender a utilizarla en nuestro beneficio independientemente de si es natural o artificial.

Llegados a este punto deberemos tomar decisiones al respecto. En lugar de fotografiar esa playa paradisiaca a mediodía, esperar y volver al atardecer, cuando la luz sea más propicia y destaque su belleza; al fotografiar amigos con móvil en un local con poca iluminación, pedirles que se sitúen en una zona donde la luz sea más agradable o haya una fuente que los ilumine; colocar a las personas junto a una ventana en un interior… Tampoco olvides prestar atención a las luces del fondo y a las zonas con mucho contraste, es preferible entornos homogéneos, a no ser que quieras usar ese contraste a tu favor.

Y si no hay nada de luz o es insuficiente? Te quedas sin foto? Bueno, siempre puedes como fotógraf@ intentar aportarla tú. Usa un flash, la linterna del móvil, prueba a subir la ISO o lo que se te ocurra.

Si nos paramos un instante a analizar estos aspectos, podremos obtener imágenes mas o menos correctas e incluso muy creativas en lugares y situaciones que a priori hubiésemos dado por imposibles.

Esto es solo la punta del iceberg y procuraré ir profundizando, pero espero que estos consejos os ayuden a tomar cada vez mejores fotografías. Cómo suelen decir los que se dedican a esto: » A hacer fotos se aprende haciendo fotos», y es un proceso que nunca termina.